•viernes, marzo 18, 2011
Hace una semana, con el miércoles de Cenizas, comenzaba la Cuaresma; tiempo de perdón, de reconciliación, de preparación... tiempo de conversión.

Para muchos, el tiempo de Cuaresma es tiempo de abstinencia (de no comer carne los viernes, o quienes incluso durante toda la Cuaresma). 

Y yo me pregunto ¿para qué? ¿para qué abstenernos de comer carne, si en nuestra vida no hay otros cambios? 

No creo que a Dios pueda agradarle ver como sus hijos, dejamos de comer carne unos días, cuando no nos hablamos con nuestros hermanos; no comemos carne pero llenamos nuestra mesa con mil cosas, mientras nuestro hermano está a la puerta de casa, sin nada que llevarse a la boca.
No creo que pueda agradarle que nos abstengamos de comer carne mientras, seguimos siendo crueles unos con los otros, pisoteamos, ponemos la zancadilla, criticamos, miramos hacia otro lado ante la desgracia ajena, no compartimos...

¡¡¡¡PENSÉMOSLO!!!! 

Hagamos de esta Cuaresma un tiempo de conversión, de conversión de corazón.


Un tiempo de compartir... 
compartir el pan... 
compartir un abrazo...
compartir una charla...

Un tiempo de reconciliación...
con el hermano...
con el vecino...
con el amigo...
con nosotros mismos...

Un tiempo de perdón...
perdón por todo el mal que hice...
perdón por todo el bien que deje de hacer...
perdón por hablar cuando no debía...
perdón por callar cuando debí hablar...

Tomémonos este tiempo para descubrirnos tal como somos, sin caretas ni escondrijos. 
Para corregir nuestras faltas y culpas
Y así... llegar rebosantes de paz, amor y alegría, al encuentro con Jesús Resucitado.



Mari Loli.