•sábado, abril 10, 2010
Día de la Biblia: 2 Timoteo 3.10-17


Año Nuevo: Colosenses 3.5-17

Epifanía: San Mateo 2.1-12

Día de la Amistad: 1 Corintios 13; 1 Juan 4.7-21

Domingo de Ramos: San Marcos 11.1-11; San Juan 12.12-19; Filipenses 2.1-5

Jueves Santo: San Juan 13.1-17,34; Salmo 116

Viernes Santo: San Juan 18.1-19.42; Salmo 22; Isaías 52.13-53.12

Domingo de Resurrección: San Mateo 28; San Lucas 24; San Juan 20; Hechos 10.34-43; Salmo 33

La Pascua: Éxodo 12

Pentecostés: Hechos 2.1-11

Día del Padre: Proverbios 4; Proverbios 20.7; San Lucas 15.11-32

Día de la Madre: 1 Samuel 1. 1-28; Proverbios 23.22-25; Proverbios 31.10-31; San Lucas 1.26-56

Día del Niño: Salmo 8.2; Proverbios 22.6; San Mateo 18.1-5

Día del Trabajo: Génesis 1.26-2.4

Día de Reconciliación: Jeremías 31.31-34

Día de los Abuelos: Salmo 128

Primer Domingo de Adviento: Isaías 63.16-64.9; San Mateo 24.36-44; San Lucas 21.25-36; Salmo 25

Segundo Domingo de Adviento: Malaquías 3.1-5; San Mateo 3.1-12; Salmo 8

Tercer Domingo de Adviento: Isaías 12. 1-6; San Mateo 11.2-19; San Lucas 3.7-18; Filipenses 4.4-9

Cuarto Domingo de Adviento: Isaías 7.10-17; Miqueas 5.1-4; San Lucas 1.26-56; Salmo 89.1-18

Navidad: San Lucas 2.1-20; San Mateo 1.18-25; San Juan 1.1-18; Tito 3.4-7

Cumpleaños: Salmo 145
•sábado, abril 10, 2010
¡Cuántas veces soy Tomás!
Tomás razonaba con lógica, la lógica humana tan lejos de Dios. ¿Cómo era posible que hubiesen visto al Maestro? hacía tan sólo unos días que lo habían visto con sus propios ojos muerto, destrozado en la Cruz.

Son tantas las veces en las que, yo como él, dudo de Tí, Señor. En las que me pregunto si no será todo esto una locura y yo una loca más dentro de ella. Pero entonces vienes a pedirme que meta mi dedo en Tu Llaga, como hiciste con él. Te haces visible en mi vida, palpable. Entonces vienes a preguntarme que ¿cómo puedo dudar de Tí? Si has sido mi fuerza, mi aliento, esa Mano que siempre tiene la mía cogida para que no caiga; y cuando he caido has tirado de mí con fuerza.

Si, Dios mío, hoy desde aquí, quiero pedirte nuevamente que nunca me sueltes de Tu Mano. Y que me ayudes a no ser Tomás, pero que si lo soy, me muestres Tu Llaga para que se abran mis ojos. 
•viernes, abril 09, 2010
El tiempo de Dios es diferente al de los hombres. Si esperamos en Dios, dejemos que sea a su tiempo y a su modo.Él SIEMPRE cumple sus promesas.


Muerto esta el que se cae, no se levanta y se pudre, Vivo esta el que se cae, se levanta, se sacudey sigue su CAMINO...


Hay veces que se nos olvida ser cristianos, por querer ser o querer aparentar ser muy cristianos...


Es fácil decir "Señor, que se haga Tu voluntad y no la mía", pero es mucho mas difícil hacer Su voluntad y no la nuestra.


¿Vas a rezar? Siéntate en una silla con la espalda derecha, entrelaza tus manos, respira tranquilamente, relaja tensiones y nervios, suelta recuerdos e imágenes, concéntrate, y entonces simplemente di: “Aquí estoy”.
•jueves, abril 08, 2010
PRIMERA LECTURANingún otro puede salvar

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 1-12

En aquellos días, mientras hablaban al pueblo Pedro y Juan se les presentaron los sacerdotes, el comisario del templo y lo saduceos, indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran la resurrección de los muertos por el poder de Jesús. Le echaron mano y, como ya era tarde, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente. Muchos de los que habían oído el discurso, unos cinco mil hombres, abrazaron la fe. Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas; entre ellos el sumo sacerdote Anás, Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos sacerdotes. Hicieron comparecer a Pedro y a Juan y los interrogaron: - «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso?» Pedro, lleno de Espíritu Santo, respondió: - «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»

Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 117, 1-2 y 4. 22-24. 25-27a

R. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R.

EVANGELIO
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado
Lectura del santo evangelio según san Juan 21, 1-14

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: - «Me voy a pescar.» Ellos contestan: - «Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: - «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: - «No.» Él les dice: - «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: - «Es el Señor.» Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: - «Traed de los peces que acabáis de coger.» Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: - «Vamos, almorzad.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
•jueves, abril 08, 2010
Se cuenta que Santo Tomas de Aquino, cada año en este tiempo Pascual, aconsejaba a sus oyentes que no dejaran de felicitar a la Virgen por la Resurrección de su Hijo. Es lo que hacemos nosotros, al rezar el Regina Coeli, que ocupa el lugar del Angelus durante el tiempo Pascual: Alégrate, Reina del cielo, ¡Aleluya!, porque Aquel a quien mereciste llevar dentro de ti ha resucitado, según predijo… Y le pedimos que nosotros resucitemos en íntima unión con Jesucristo. Hagamos el propósito de vivir este tiempo Pascual muy cerca de Santa María.
Regina Coeli (Reina del cielo)
(Durante el Tiempo Pascual sustituye al rezo del Angelus)
V. Alégrate, Reina del cielo. Aleluya.

R. Porque el que mereciste llevar en tu seno. Aleluya.

V. Ha resucitado, según predijo. Aleluya.

R. Ruega por nosotros a Dios. Aleluya.

V. Gózate y alégrate, Virgen María. Aleluya.

R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente. Aleluya.


Oremos:

Oh Dios que por la Resurrección de tu Hijo,

nuestro Señor Jesucristo,

te has dignado dar la alegría al mundo,

concédenos por su Madre, la Virgen María,

alcanzar el gozo de la vida eterna.

Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.
•miércoles, abril 07, 2010
PRIMERA LECTURA
Matasteis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó de entre los muertos

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 11-26

En aquellos días, mientras el paralítico curado seguía aún con Pedro y Juan, la gente, asombrada, acudió corriendo al pórtico de Salomón, donde ellos estaban. Pedro, al ver a la gente, les dirigió la palabra: - «Israelitas, ¿por qué os extrañáis de esto? ¿Por qué nos miráis como si hubiéramos hecho andar a éste con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Como éste que veis aquí y que conocéis ha creído en su nombre, su nombre le ha dado vigor; su fe le ha restituido completamente la salud, a vista de todos vosotros. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta mane-ra lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados; a ver si el Señor manda tiempos de consuelo, y envía a Jesús, el Mesías que os estaba destinado. Aunque tiene que quedarse en el cielo hasta la restauración universal que Dios anunció por boca de los santos profetas antiguos. Moisés dijo: "El Señor Dios sacará de entre vosotros un Profeta como yo: escucharéis todo lo que os diga; y quien no escuche al profeta será excluido del pueblo." Y, desde Samuel, todos los profetas anunciaron también estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas, los hijos de la alianza que hizo Dios con vuestros padres, cuando le dijo a Abrahán: "Tu descendencia será la bendición de todas las razas de la tierra." Dios resucitó a su siervo y os lo envía en primer lugar a vosotros, para que os traiga la bendición, si os apartáis de vuestros pecados.»
Palabra de Dios.

 
Salmo responsorial Sal 8, 2a y 5. 6-7. 8-9

R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

¡Señor, dueño nuestro,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies. R.
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.



EVANGELIO
Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35-48
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: - «Paz a vosotros.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: - «¿Por qué os alarmáis;" ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: - «¿Tenéis ahí algo de comer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: - «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: - «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

Palabra del Señor.



•miércoles, abril 07, 2010
Nuestra actitud ante el encuentro con Jesús Eucaristía debe ser de sencillez sin prejuicios dejándonos amar por Él. Pero no debemos olvidar que encontrarnos con el Señor implica estar preparados, es decir, para ser partícipes de su banquete necesitamos traje de fiesta que no es otra cosa que la conversión de nuestra vida, un cambio de actitud.

El encuentro con Jesucristo vivo es el punto de partida para una auténtica conversión, y para una renovada comunión y solidaridad. Para hacer efectivo este proyecto siempre es Dios quien toma la iniciativa. Es Él quien se hace prójimo de los hombres y quien da el primer paso para ir al encuentro del hombre y la mujer. Es Él quien se interesa por su futuro, por su historia, y quien decide unirse y solidarizarse con los hombres y mujeres. Es Dios Emmanuel, es decir un Dios-con-nosotros que camina junto a su pueblo. Es un Dios que se da a conocer. Es el Dios de la revelación; el que se revela. Él actúa a rostro descubierto. Es un Dios que, al revés de los otros dioses, no se esconde detrás de su misterio

La pregunta es, entonces, ¿dónde, cómo y cuándo podemos encontrarle? ¿dónde y cómo podremos dejarnos encontrar por Él? ¿dónde podremos verle, escucharlo, sentirlo y palparlo?. El no minimiza sus presencias. Las multiplica. Y nos da los caminos al encuentro. Así lo aprenderemos en las páginas de la Biblia y, en especial, en los relatos después de la resurrección. En ellos Jesucristo nos revela los lugares y el lenguaje preferido. Donde hay amor y caridad, Dios ahí está. Donde está Dios, está la felicidad.

Los signos del Resucitado están presentes en una acción de Iglesia, que es el Memorial de Salvación. Jesús Eucaristía.

La Iglesia realiza la memoria de su Señor en el gesto memorial del Pan y el Vino. Por eso necesitamos ampliar nuestro horizonte de comprensión de este "gesto memorial" que la Iglesia guarde desde sus orígenes como un "precioso tesoro" en cumplimiento del mandato de su Señor "hagan esto en conmemoración mía". Es necesario que busquemos una comprensión más sólida y profunda del gesto que Jesús realizó con sus discípulos durante la Cena en vísperas de ser entregado, y que se perpetúa en la memoria de sus discípulos mientras esperamos su venida.

Los relatos de este acontecimiento están presentados en los Evangelios: Mt. 26,26-29; Lc. 22, 19-20; Mc. 14, 22-25; 1Cor. 11, 23-26). Estos relatos cuentan que Jesús se sentó a la mesa con sus discípulos en víspera de su muerte y que durante la cena, tomó el pan y el vino, un gesto habitual en las comidas festivas judías. La novedad, que es objeto de memoria de la Iglesia, no está en que Jesús haya realizado una cena, ni siquiera en el gesto de tomar el pan o el vino. Lo que nos interesa, por tanto, para captar su novedad, es saber hacia dónde nos orienta este signo del pan y el vino de la última cena en que Jesús se identificó tan radicalmente. "este es mi Cuerpo... esta es mi Sangre..." ¿ Cuál era la intención de Jesús al rehacer este gesto tan común en las cenas judías? ¿ Cuál es la novedad que Él agrega a este gesto?

Para que podamos comprender mejor el gesto que Jesús realizó en la cena es necesario comprender el sentido profundo de otro gesto realizado por Jesús: el gesto de la Cruz. Es la Cruz la que da sentido a la vida de Jesús. En ella se encuentra la plenitud del sentido de su vida. Desde la Encarnación hasta el Calvario, la vida de Jesús solo se entiende como Don. La ofrenda suprema de la cruz es toda su vida, reunida bajo todos sus aspectos, para realizar de ella un gran gesto de amor.

El gesto del Pan y el Vino, acompañado por las palabras de Jesús, nos ayuda a comprender el sentido de su muerte. Al realizar este gesto del Pan y el Vino, antes de su Pasión, Jesús nos lleva a comprender que su muerte en la cruz no es objeto de una condenación: ni por el poder religioso de Israel, ni por el poder político de los romanos, como es el caso de los dos ladrones que están crucificados junto con Él. Su muerte es una muerte libre, expresión del don que ya ha sido realizado en la cena con los suyos.

De esta manera, el acontecimiento de salvación en Cristo consiste esencialmente en esto: Jesús que se entrega, que se da, que se ofrece sin medias tintas, al Padre y a los hermanos, señalando así con su sangre la alianza nueva de Dios para con los hombres.

Cristo también está presente en la Asamblea. En la Palabra proclamada. En el ministro. En el corazón de los fieles. Se trata de un gran misterio de presencia que tiene su culmen en ese momento de gran intensidad que es la presencia del don de su Cuerpo y su Sangre real y sacramentalmente entregados por nosotros. De esta manera, la Eucaristía es el don de Cristo a aquellos que por el Bautismo del agua y del Espíritu ya se han transformado en su Cuerpo eclesial.

Los signos eucarísticos nos dan no el cuerpo del crucificado sino el Cuerpo transformado del Señor por el poder del Espíritu en la Resurrección. Solo este Cuerpo Resucitado es el Pan de vida para la salvación del mundo ya que la resurrección realiza el paso del mundo antiguo al mundo nuevo, del mundo marcado por el pecado y la trasgresión, al mundo donde reina el Espíritu y la vida Nueva. La salvación consiste en incorporarse a este paso, a esa Pascua.

•miércoles, abril 07, 2010
PRIMERA LECTURA
Te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 1-10
En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: - «Míranos.» Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pedro le dijo: - «No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar.» Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido.

Palabra de Dios.



Salmo responsorial Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9

R. Que se alegren los que buscan al Señor.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

EVANGELIO
Lo reconocieron al partir el pan

Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: - «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?» Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: - «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?» Él les preguntó: - «¿Qué?» Ellos le contestaron: - «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.» Entonces Jesús les dijo: - «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?» Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: - «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída,» Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: - «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: - «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.» Y ellos contaron lo que les habla pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.
•miércoles, abril 07, 2010
La fiesta de la Resurreción de Cristo no termina el Domingo de Pascua; durante toda la semana siguiente los católicos celebramos la Octava de Pascua.

Esta es la primera semana, de las siete, durante las que viviremos la Resurrección de Cristo; se considera como si fuera un solo día, es decir, el júbilo del Domingo de Pascua se prolonga ocho días seguidos.

Durante toda la semana posterior a la Semana Santa las lecturas evangélicas se centran en los relatos de las apariciones del Resucitado, la experiencia que los apóstoles tuvieron de Cristo Resucitado y que nos transmiten fielmente.

 A las siete semanas del Domingo de Pascua celebraremos Pentecostés, la venida del Espíritu Santo.